Esta empresa debía incluir en sus sistemas, cada día, las compras de materia prima y debía dejar sus computadores actualizando la información cada ochos días, durante dos días. Esto los llevaba a tener operaciones desde el viernes y aumentar su gasto de energía. Tiempo después, nos dimos cuenta de que este gasto era inoficioso porque la manera en que se estaba llevando la información no era de mucha ayuda para la proyección de la empresa y acogiéndose al consejo que les dimos como equipo de trabajo, mejoraron muchas condiciones de desempeño.

Historias como estas de nuestras empresas nos han llevado a llegar a la conclusión de que las empresas no nacen, ni crecen , ni permanecen por el dinero, nacen y permanecen por aquellos que valoran su equipo de trabajo y dominan las dificultades.